La Escuela Tradicional aparece en
el siglo XVII en Europa con el surgimiento de la burguesía y como una expresión
de modernidad. Las tendencias pedagógicas que lo caracterizan son propias del
siglo XIX. Su finalidad es la conservación del orden de cosas y para ello el
profesor asume el poder y la autoridad absoluta como transmisor esencial de
conocimientos. Para ello exige disciplina y obediencia, proporcionando una
imagen impositiva, coercitiva, paternalista, autoritaria, que ha trascendido
más allá de un siglo y subsiste hoy día.
En este modelo el contenido viene
dado por los conocimientos y valores acumulados por la sociedad y las ciencias,
como verdades acabadas. Dejando de lado las del alumno y su contexto. El
contenido curricular es racionalista, académico, apegado a la ciencia, lo que
conlleva a desarrollar un pensamiento empírico de tipo descriptivo.
El método fundamental es el discurso
expositivo del profesor, con un enfoque verbalista. El aprendizaje se reduce a
repetir y memorizar. La acción del alumno está limitada a la palabra que se
fija y repite, conformando una personalidad pasiva y dependiente.
Rol del docente: Es el centro del
proceso de enseñanza y educación. Informa conocimientos acabados (sujeto
principal).
Rol del estudiante: Tiene poco
margen para pensar y elaborar conocimientos. Se le exige memorización. No hay
un adecuado desarrollo de pensamiento teórico. Tiene un rol pasivo.
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