Universidad De
los Hemisferios
Corrientes y Sistemas Pedagógicos
Contemporáneos
Iván Pasmiño Cruzatti, D. Ed.
La Escuela Nueva
Por: Laura Villota
Las
transformaciones sociales siempre crean una ruptura con los modelos que se han
establecido como los correctos, en una sociedad. Cuando el modelo de la llamada
Escuela Nueva se instauró en la
sociedad de 1920, su aplicación no fue inmediata ni fácil de cumplir. Había que
luchar contra las ideas tradicionales del siglo XIX, de lo que debía ser la
educación: un cuento de terror para los alumnos.
Sin
embargo cuando las nuevas ideas llegan con fuerza y están, además, respaldadas
por una necesidad de transformación, de reconstrucción de los cuerpos,
reafirmación de una identidad y patriotismo, tan gastados por la primera guerra
mundial, inevitablemente se cumple porque es preciso que se cumpla. Así pues,
el movimiento de la Escuela Nueva fue
tomando impulso hasta llegar a América latina. Adolphe Ferière, pedagogo suizo, llegó incluso hasta a la Argentina
para promover la transformación educativa.
Con siete
principios, él desbarataba lo que había establecido la hegemonía de la
educación del siglo XIX. Estos principios recogían los aportes de los
precursores del movimiento: Juan Jacobo Rousseau, León Tolstoi, Juan Enrique
Pestalozzi, Federico Froebel,
Decroly, Maria Montessory, August Froebel,
Celestin Freinet, entre otros. Ya no había más una educación que separara los
sexos; la agenda curricular estaba, ahora, llena de actividades y se
concentraba en el gusto y el fuerte de cada estudiante mas no entraba en ella
la memorización.
Poco a
poco se fue difundiendo en el resto de países latinoamericanos. Cambios,
aparentemente tan simples, como quitar la tarima docente que hacía que el
profesor se viera desde lo alto, reflejaron un cambio profundo. Con esto, se
lograba que el profesor nunca más fuera un ser superior frente a los alumnos.
El profesor, entonces, no podría ejercer el poder alienador sobre sus pupilos y su discurso ya no sería
el único válido. Quitar ese escalón, significaba empezar a mirar con igualdad a
los maestros y alumnos. Significó, pues, empezar a crear un ambiente de tolerancia,
de cercanía, de amistad.
El
estudiante, a partir de aquí, dejó de ser un simple nombre en un pupitre. Era
un sujeto, una historia que debía ser conocida por el maestro, analizada y
comprendida para que pudiera ayudarlo en cada problema familiar y en cada
dificultad escolar. Era un contexto, una vida, dice el video que da cuenta de
este movimiento en Colombia (2014).
Si
insistimos hoy en estudiar ese movimiento renovador, es porque sentimos que con
ello podemos contribuir a la recomposición de los vínculos entre el mundo
actual y el ayer en el campo educativo; y en tal sentido, lo reivindicamos como
uno de los referentes históricos fundamentales de muchas de las ideas y de las
acciones pedagógicas actualmente en boga en diferentes lugares del planeta.
(2006, p. 636)
Así pues,
aunque el tiempo continúa y los cambios siempre son necesarios porque deben
adaptarse a nuevas realidades, es muy interesante saber que los nuevos modelos
educativos han mantenido, de un tiempo a otro, las bases del movimiento de la Escuela Nueva; aun cuando hay aspectos
de ella que han sido criticados. Esto da cuenta de la solidez que este
movimiento adquirió con el tiempo y, por supuesto, de la efectividad que tuvo
en el campo de la educación.
Bibliografía
Dominguez, Gutierrez, Sanchez, Sol y Torres. (2014). La
escuela nueva y el modelo de escuela activa. Departamento de Educación.
Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá-
Colombia. Disponible en URL: https://www.youtube.com/watch?v=PjaeMZQFBfE
Sin nombre de autor. (2012). Historia de la escuela nueva.
Argentina. Disponible en URL: https://www.youtube.com/watch?v=XZauITNP6mM
Narváez, E. (2006). Una mirada a la escuela nueva.
Universidad de los Andes. Caracas- Venezuela. Recuperado de: http://www.redalyc.org/pdf/356/35603508.pdf
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